Maria Alcaide es artista visual y trabaja habitualmente a partir del vídeo, la instalación y el texto.
Su metodología de investigación es flexible y porosa. Le interesan las referencias que se sitúan en los bordes de la academia o son ajenas al campo artístico.
Por eso, siempre toma como punto de partida su experiencia personal y sus propias limitaciones económicas y espaciales como cuerpo.
El concepto de performatividad
juega un papel esencial en su práctica, pues la artista se vale del alto potencial que tiene la performance para crear ficciones o revelar el carácter ficcional de la realidad.
Estructuras narrativas similares a las de los cuentos, leyendas y mitos están muy presentes en su trabajo, dando lugar a historias en las que cuestiona los constructos sociales, políticos y económicos que mantienen el statu quo.
Tras haber explorado
diferentes formas narrativas
—como una coreografía para el escritorio de su ordenador sobre su amante, un documental etnográfico sobre su familia, una escenografía teatral basada en
su trabajo alimenticio y algunas performances en vídeo—se ha focalizado en la producción de películas y videoinstalaciones ultra-narrativas, épicas y coloridas en las que suele trabajar con actrices y performers no profesionales.
Esta combinación de colores brillantes y una aguda exploración en torno a la identidad y la tecnología toma forma en sus instalaciones a partir de textiles, espumas, plásticos o materiales de deshecho reutilizados. Del mismo modo, superpone capas y canales en el vídeo e incluso juega a incorporar la pantalla en el objeto escultórico.
De esta manera,
crea situaciones en las que los objetos cotidianos son alterados o desprendidos de su función natural.
Todas estas estrategias dan lugar a obras site-specific en las que lo personal y lo político se entrelazan, incitando al espectador a cuestionarse su propia posición en la sociedad.
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